Diles quién soy, me envía.
Pregúntales si lo ven, a Cristo Crucificado en la Eucaristía.
Esos son los que me ven en El Monte de la Transubstanciación, el Altar del Sacrificio, la Gloria de Dios, nuestro Señor Jesucristo; en la Cruz, pidiendo y sufriendo en obediencia al Padre por nuestra salvación, el guerrero más fuerte de todos, fiel, obediente hasta la muerte de Cruz, Jesús, el Cordero de Dios, el único Digno de abrir el Libro de los Siete Sellos, Sacramentos, cuyo cuspid es la Eucaristía, origen y destino de nuestra fe, nuestro único camino, pues no hay otro camino más que él al Padre, por su hijo, su sangre, su carne, de la que hemos comido, y por quien vivimos eternamente. El Evangelio de la Eternidad. DIOS en medio de nosotros, Eucaristía. Rey de Reyes, Señor de Señores, su nombre es Cristo, Eucaristía, El es el Rey, en la Cruz; pobre, humilde, sencillo.
Perdón por exponerte tanto en palabras delante de todos. Temo que te hagan más daño aún. Hay una correlación entre la maldad en este mundo, y la relación de los malvados con la Eucaristía. Te pedimos que caigan del caballo, como Saulo de Tarsus cayo, se arrepientan, y den testimonio de la misericordia de Dios, ten piedad de nosotros, del mundo entero. Piedad, el diablo los tiene hipnotizados a todos. Ya ven pronto, ten piedad, Señor.
La guerra espiritual es horrible, como nos explica San Pablo, contra potestades, que son en el fondo, mentiras, engaños, brutería, que crecen hasta hacerse engaños poblacionales, y en veces a niveles mundiales. Ranas que salen de la boca de la Bestia, tal cual es el “Aborto” o muerte bestial de un pequeño niño es algo horrible. Qué acaso no los oyen gritar cuando ven la Eucaristía, pues a ellos está salvando mi Jesús, solito en la Eucaristía. El es muy valiente, y ahí está trabajando en la viña, en esa crucifixión perpetua que se celebra en la Misa. Jesús Crucificado, Jesús Eucaristía. Cristo Crucificado en la Eucaristía.