¿Qué debo leer para entender el pensamiento de Santo Tomas de Aquino?
Catecismo: 1749-1761
En mi entender, la crisis que comenzó en el siglo 20 está causada por no entender que El Fin no justifica los Medios, o como se dice en latín: Finis Media Non Iustificat.
Para entender el pensamiento de santo Tomás solo basta con entender la moralidad de los actos humanos, que es dónde está la crisis actual. Hoy en día la gente piensa que las intenciones y las circunstancias justifican la moralidad de los actos humanos, y ese es el problema. El problema es que la gente no cree en los Diez Mandamientos, pues todo es relativo a las circunstancias e intenciones. No obstante, cuando uno lee a Santo Tomas en doce numérales del Catecismo, del 1749 al 1761, uno puede entender con claridad que ni las intenciones, ni las circunstancias, pueden justificar y hacer bueno un objeto que es intrínsecamente malo. Y ahí está la clave para entender el pensamiento de Santo Tomas.
En fin, este pensamiento lo expongo pues preguntaron cuál era la primera cosa que deberíamos leer para entender a Santo Tomás de Aquino. Espero les sea de provecho.
Nota: yo he descubierto que no existe una sola persona que entienda Finis Media Non Iustificat cuando he hablado de este tema. A raíz de este problema comencé a pedir a Santo Tomas que enseñe el significado, para que el Espíritu Santo ilumine las conciencias del orbe. De lo contrario, cuando estemos delante del Señor el día del Juicio, y tratemos de justificar nuestras acciones en las intenciones y circunstancias, sin pedir perdón, vamos a ir al infierno seguramente. O sea, es urgente despertar.
¿Por qué es importante pedir perdón a Dios en lugar de auto justificarse en las intenciones y circunstancias?
Cuando estemos delante del tribunal supremo, delante de las leyes divinas, es importante que en lugar de buscar la justificación de nuestros pecados en base a nuestras intenciones y circunstancias, busquemos la justificación de Dios en base a la Cruz. La Cruz de Cristo quiere decir que él ofrece la justificación por medio de pagar nuestras culpas con la sangre que él ha derramado pagando por nuestras culpas. Ese es precisamente el significado del sacrificio que él ofrece. Él no nos justifica en base a nuestras intenciones ni a la circunstancias, sino en base a nuestra culpabilidad, la cual él paga ofreciéndose como víctima pagando por nuestras culpas. De lo contrario, si nosotros ponemos a las circunstancias e intensiones como una justificación, substituimos su sacrificio por nuestras intenciones y circunstancias.
Si nosotros elevamos a las intenciones y circunstancias por encima de su sacrificio, estaríamos justificándonos a nosotros mismos despreciando el hecho de que él paga por nuestras culpas y pecados. Dios quiere que nos reconozcamos pecadores para que él nos pueda perdonar castigando a su Hijo por nuestros pecados. Dios no quiere que nos auto justifiquemos en nuestras intenciones y circunstancias. El quiere que nos declaremos culpables, pues de lo contrario, si no nos declaramos culpables delante de él, entonces no puede utilizar el remedio que él ha propuesto. El remedio que él propone es que su Hijo Único, el Cordero de Dios, pague con su sangre por nuestros pecados.
Yo se que esto es difícil de entender, pues esto implica que es mejor declararse culpable, que declararse inocente basado en nuestras intenciones y circunstancias. Es difícil de entender pues pues implica que tendríamos que permitir a Dios que él sea nuestro Juez, y por consecuencia implica que nos humillemos bajándonos del “trono” de la auto justification. Es difícil de entender pues hoy en día el mundo sugiere al hombre convertirse en Dios y Juez supremo, en lugar de dejar ese Trono a Dios, a quien en verdad pertenece. Es difícil de entender pues implica humillarse ante la misericordia divina y aceptar el sacrificio de su único hijo, el cual paga por nuestros pecados; lo cual demanda por nuestra parte un sacrificio de humillación reconociendo que solo él es Dios y Juez Misericordioso. Implica esto que nos bajemos del Trono y que le demos a él su lugar en nuestra vida. En efecto, la auto justificación en base a nuestras intenciones y circunstancias equivale a quitarle a Dios su lugar negándole el sacrificio que él ofrece para perdonar nuestros pecados.
En efecto, aquellos que buscan justificar sus pecados en base a sus intenciones y circunstancias niegan la Cruz redentora de Cristo, y niegan su sangre expiatoria. Y ese es el problema que tenemos, un poder engañoso que incita al ser humano a ponerse como juez en lugar de Dios. Y por esta razón es que nadie entiende el significado de las palabras de Santo Tomas cuando dice que el Fin no justifica los Medios, como nos explica en los numérales del 1749 al 1761 del Catecismo. Ese poder engañoso es cuando el hijo de perdición se sienta en el trono de Dios y se proclama a sí mismo como Dios.
Yo se que esto es muy difícil de entender, pues la humanidad entera a sido pervertida por el maligno, así como fue pervertida Eva en el Paraíso. No obstante, es importante que en lugar de justificarnos en las intenciones y circunstancias, como hizo Eva y Adán, nos declaremos culpables y dejemos que el Sacrificio de Cristo en la Cruz nos libre de nuestra culpa. Para esto tenemos que reconocernos pecadores, pedir perdón a Dios, y aceptar su misericordia, la cual ha hecho tangible en el Sacrificio de Dios en la Cruz.
Espíritu Santo, ilumina al mundo entero para que pidan perdón a Dios y no cometan el error de Adán y Eva, los cuales no pidieron perdón, sino por el contrario, abogaron su causa en intenciones y circunstancias. Te ruego que nos permitas acercarnos confiadamente al Trono de Su Gracia para alcanzar misericordia, la misericordia de la Cruz de Cristo. Amén.
Atentamente,
Juan Eduardo Alvear Fuentes
https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c1a4_sp.html
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